una exposición de arte contemporáneo singular
En San Cristóbal y en el Táchira, al arte contemporáneo le ha costado mucho encajar. Ello obedece a muchísimas variables que van desde la permanente crisis económica del país hasta la ausencia de una facultad de arte en el estado. Así pues, un puñado de artistas se ha dedicado a esta actividad fundamental para entender la estética de nuestro tiempo y lo han hecho desde la pasión, el viejo compromiso del arte por el arte y sin lugar a dudas desde la sombra, en ausencia de crítica especializada, de mercado artístico y con escaso apoyo institucional. Una de esas artistas es Ave, nombre artístico de Annie Vásquez, su exposición más reciente, que además es su primera retrospectiva, se titula Balidos al viento y se subtitula Breviario de dos décadas. Fue inaugurada en la galería “Rafael Ulacio Sandoval” del Ateneo del Táchira y abierta al público los meses de septiembre y octubre de 2024.
La muestra recoge una selección de veinte años de praxis y poiesis artística, en los que Ave ha venido desarrollando los lenguajes propios del arte contemporáneo, esos que desbordan la especificidad técnica y disciplinar generando obras que son pintura-dibujo, ensamblaje-instalación, bidimensionales y tridimensionales, monotemáticas y polisémicas, todo esto al unísono, como si fuera un concierto de música acusmática; extraño y seductor, sintético y orgánico, amable y grosero, sublime y abominable… sí, suena extraño pero… es contemporáneo.
La muestra se configura a partir de dos símbolos polivalentes que son el lobo y la oveja. Hablar de los múltiples significados de esta dupla semántica es meterse en terrenos políticos, filosóficos, religiosos, psíquicos, tecnocientíficos, éticos y morales, ¿Acaso no es esa polifonía un retrato de nuestro tiempo?
Las obras que a primera vista parecen universales desprenden una sutil fragancia local que se relaciona con el lugar de enunciación. Ovejas que van cruzando en fila de un lugar a otro, de un plano a otro, de un país a otro, de una realidad a otra, ovejas migrantes, actividad fronteriza, rebaños desplazados, la violencia de los que ostentan el poder. Como diría la propia Ave: “El viejo cuento del río y la alameda”.
Es una propuesta donde el color parece ausentarse, mínimas pinceladas en fucsia se tornan heridas sangrantes. Mucho blanco, distintos blancos, algunos oxidados, otros prístinos.
Ave nos invita a huir de los colorines festivos y carnavalescos que pueden ser sombras ocultando verdades, y propone que nos enfrentemos a la cruda realidad, que oigamos con el alma los balidos de las ovejas que van al matadero, ovejas que habitan el espejo, balidos a los que desde hace mucho se los lleva el viento.
Osvaldo Barreto / Curador de la muestra