María Luz Cárdenas, desmembrando a Garrido

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En la VII edición del Seminario Bordes, realizada este año, tuvimos como tema “La Muerte y la Espiritualidad” y también tuvimos unos invitados especiales como de costumbre. Haré referencia  a dos de esos invitados, ambos muy reconocidos en sus respectivas áreas de trabajo, estos fueron: la curadora y critica de arte María Luz Cárdenas y el artista/fotógrafo Nelson Garrido quien nos trajo una exposición individual contentiva de 17 fotografías de gran formato. La exposición de Garrido se tituló: “De lo Impuro a lo Sagrado”. Se trataba de una selección de varias series fotográficas, entre estas: “la nave de los locos”,

En la VII edición del Seminario Bordes, realizada este año, tuvimos como tema “La Muerte y la Espiritualidad” y también tuvimos unos invitados especiales como de costumbre. Haré referencia  a dos de esos invitados, ambos muy reconocidos en sus respectivas áreas de trabajo, estos fueron: la curadora y critica de arte María Luz Cárdenas y el artista/fotógrafo Nelson Garrido quien nos trajo una exposición individual contentiva de 17 fotografías de gran formato.

La exposición de Garrido se tituló: “De lo Impuro a lo Sagrado”. Se trataba de una selección de varias series fotográficas, entre estas: “la nave de los locos”, “la gruta de la virgen”, “Naturalezas muertas y podridas” y “Estética de la violencia”, en estas series el cuerpo es lo fundamental, en ellas se pueden ver aglomeraciones de cuerpos configurando abigarradas composiciones, con fuertes aires de teatralidad, incorporando elementos cotidianos y populares con imágenes de santos e iconos religiosos, desacralizando y subrayando la crisis espiritual contemporánea y haciendo una nueva lectura de una manera muy iconoclasta.

La tarde en que estábamos haciendo el montaje de dicha exposición, en la galería “Manuel Osorio Velasco” de la Dirección de Cultura, Nelson me hablaba de la gran diferencia entre desarrollar y materializar el trabajo artístico en nuestro país con respecto a Europa, de cómo nosotros resolvemos con muy pocos recursos sin que la calidad sea sacrificada y de cómo allá cuentan con enormes presupuestos, para ilustrar lo que decía me contó de una vez que lo invitaron a Europa a desarrollar un proyecto artístico y él con la perspicacia del latino y como quien tantea al anfitrión le preguntó a quienes le habían invitado si cabía la posibilidad de que él pudiera pasar a visitar los grandes museos para hacer una revisión de las obras clásicas pues eso era importante para el proyecto…la respuesta que obtuvo incluía pasajes aéreos, hotel y comida, todo pago, y así, sin ton ni son, se fue a recorrer los museos.

Garrido / La nave de los locos / 1999 / impresión - banner /150 x 150 cm
Garrido / La nave de los locos / 1999 / impresión – banner /150 x 150 cm

Bueno… de la anécdota anterior me quedó la curiosidad ¿Qué interés podía tener Nelson Garrido en revisar los clásicos si es un artista contemporáneo y transgresor? ¿Por qué no revisar lo más actual? ¿Acaso era una travesura que le había salido mal?

Aquí es cuando aparece María Luz Cárdenas, quien trajo al Seminario Bordes un trabajo de investigación inédito sobre la obra de Garrido, una obra que conoce a profundidad porque además de ser su amigo, ha seguido su trayectoria artística desde el inicio hasta la actualidad.

María Luz, para hablarnos de Garrido se remonta a los clásicos europeos, comienza mencionando al Bosco, a Caravaggio, a Botticelli, Michelangelo… y de pronto comienza a desnudar  la obra de Nelson y nos expone sus carnes, no su piel, sino sus entrañas y no contenta con eso comienza a desmembrarla. Como si fuera un cirujano forense se dedica a cortar pedazo a pedazo, es decir: nos expuso la disección de las fotografías una a una.

Un breve ejemplo de esta disección es el puente que estableció entre “La nave de los locos” de Garrido y la de el Bosco donde vemos una misma estructura compositiva e incluso personajes que se repiten siendo resemantizados o contemporaneizados. Así el esqueleto de las obras de Garrido se nos muestra clásico y sus carnes contemporáneas. A propósito de las carnes, Cárdenas para acercarnos a la obra de Nelson utilizó, de manera muy acertada, el término culinario “faisandé” que se refiere a cierto gusto por la carne cuando comienza a descomponerse, punto en el cual es propicia su cocción, en ese sentido la obra en cuestión resulta el faisandé de aquellos clásicos que no inmunes al tiempo comienzan a podrirse en las manos o en la mirada de Nelson Garrido.

Vemos entonces como Nelson no es un rebelde sin causa, no comete el clásico error de los transgresores que transgreden por transgredir, su transgresión deviene tradición, forma parte de un hilo histórico, tiene bases, fundamentos, no es una casa construida en el aire, tiene raigambre y se declara profundamente occidental, los tres minotauros de los que hablaba Briceño Guerrero consiguen un confortable laberinto en su obra. El espíritu Latinoamericano, convulso, inquieto, y desbordado está presente y bien representado, en la obra-universo de este creador y una lectura profunda como la planteada por María Luz nos deja muy clara la importancia y la necesidad que tiene la investigación curatorial como acompañante de los procesos artísticos, pues más allá de ser un instrumento de legitimación constituye un aporte fundamental al corpus teórico-estético de una nación, de una región…de la humanidad. (Osvaldo Barreto)

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